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¿Cómo se mira un cuadro?

Cuando camino con una amiga por el Museo del Prado o el Reina Sofía no puedo evitar empezar a explicar las características de diferentes etapas de la Historia del Arte, las innovaciones introducidas por ciertos pintores en el arte español o qué hace a El Greco un artista tan moderno. Siempre veo en su cara una expresión de asombro acompañada de un "hala... qué interesante, no lo sabía". Y es que quienes tuvieron que habernos enseñado a apreciar el arte (al igual que la música o la literatura o las matemáticas) no entendían mucho. Estoy hablando del vetusto y mediocre sistema educativo español.

Una persona que sea una buena aficionada al arte o una entendida no entrará nunca en la gran polémica de nuestro tiempo: pintura figurativa vs. pintura no figurativa. Es decir, pintura figurativa, donde aparecen elementos ("figuras") que podemos reconocer como persona, mesa, caballo... o pintura no figurativa o abstracta, donde no aparecen elementos reconocibles.


Por lo general, quienes no han aprendido sobre arte preferirán el arte figurativo. Y ello porque en esos cuadros entendemos lo que nos ponen delante de los ojos, aunque sea dudoso aquí hablar de entendimiento: lo que la persona entiende aquí es el tema, la anécdota, que es lo que menos interesa a quien entiende de verdad.


Los valores eternos de la pintura son la composición y el color. Llevamos tanto tiempo viendo figuras realistas que pensamos que el mérito está en lograr la apariencia real de los objetos naturales. Pero cuando un gran cuadro nos atrae, como por ejemplo Las meninas, de Velázquez, no es por el realismo con el que están conseguidas sus figuras, sino por la impresionante composición con que están ordenadas esas figuras, es decir, por la organización que el pintor ha sabido dar al conjunto, así como por los colores hábilmente utilizados para generar efectos en el espectador.


Velázquez trabajó mucho para componer su obra. No le interesaban las figuras, sino el efecto de la luz sobre las formas y los colores. Podría haber reemplazado a los modelos humanos por árboles u objetos y hubiera llegado a los mismos resultados. El tema es secundario.

Para Velázquez (y cualquier artista tradicional), el tema (unas muchachas, un perro, un paisaje) es una mera excusa para mostrar su personal concepción del mundo y de la vida. Si te interesa saber más sobre la obra de Velázquez, me encanta este libro.


En la naturaleza encontramos colores y formas sin orden y nuestros ojos intentan ordenar ese caos. Los pintores no pintan con los colores como aparecen en la realidad, sino como deberían estar para que el mundo tuviera sentido, y ahí está la diferencia entre un pintor y otro: su sentido de cómo debería ser el mundo.


Pintar no es reflejar la naturaleza tal y como se muestra en el mundo real, sino interpretarla, organizarla, darle un orden. Podríamos decir que los malos pintores copian la realidad; los buenos la recrean, la interpretan. Sólo el artista lo consigue: crea un orden mental de lo que ve y nos hace participar de él. Por ello, el arte figurativo sólo es realista en cierto modo, porque el artista siempre intenta añadir su visión personal.

Todos los grandes pintores modifican la realidad. Unos deforman las figuras, como El Greco, que las alarga extraordinariamente para conseguir un efecto dramático y religioso como expresión del misticismo de su siglo.


Otros artistas, en lugar de deformar las figuras, deforman su organización en el cuadro, otros los colores y el reflejo de la luz... pero todos los artistas transforman la apariencia real de las cosas.


Todo arte supone un esfuerzo de abstracción por parte del pintor: si el artista no ha eliminado elementos de su alrededor y ha puesto otros que faltaban, es decir, si no hay un orden artificial, si no hay síntesis, si no hay interpretación de la realidad, no hay arte. El tema (un rey, una batalla, un bodegón) es indiferente para juzgar la pintura: lo que menos interesa es lo que se ve y lo que de verdad importa es cómo lo ve el pintor.


Podría decirse que quien no entiende un cuadro moderno y abstracto tampoco entiende uno tradicional, aunque crea entenderlo porque ve cuáles son las figuras representadas. Pero el pintor ha realizado un esfuerzo muy superior que no se está viendo, entendiendo y apreciando. En próximas entradas del blog intentaré aportar mi granito de arena para que cualquiera pueda entrar en un museo sabiendo qué ir a buscar.


Si te interesa saber más sobre cómo se mira un cuadro de arte moderno o contemporáneo, me encanta el libro Qué estás mirando de divulgación. Es muy fácil de leer y muy entretenido.

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