¿Cómo hacer un cuadro moderno con un mito clásico? Edipo y Francis Bacon
- Bego Blázquez
- 22 sept 2022
- 4 Min. de lectura
En 1962, el día antes a la inauguración de una de las exposiciones de Francis Bacon, su amante apareció muerto. Lo mismo pasó con otro novio unos años después, en 1971, también en la víspera de otra de sus muestras.
Bacon, por su parte, murió en Madrid en 1992. Tenía 82 años y acababan de extirparle un riñón en la clínica Ruber. Había llegado a España a preparar su exposición en la galería Marlborough y pretendía visitar a un antiguo amor.

El artista irlandés codificó la idea de un destino marcado y trágico en su obra Edipo y la Esfinge después de Ingres, de 1983, entre otras. Y es que, si hay que elegir un drama mitológico que sea el paradigma por excelencia de lo inevitable, con la historia de Edipo es imposible fallar.
Por Freud, sabemos que Edipo mata a su padre y se acuesta con su madre. Pero hay que hacerle justicia: lo hizo sin querer y porque trataba de evitarlo. O mejor dicho: se la lio parda el Oráculo de Delfos (a él y a su familia).
Layo, rey de Tebas, fue a preguntar sobre su futuro y el oráculo vaticinó que él y su esposa Yocasta tendrían un hijo que le asesinaría a él y luego yacería incestuosamente con su madre. Así, cuando Edipo nació, Layo ordenó que le perforaran los tobillos, se los ataran para que no pudiera moverse y fuera abandonado para ser devorado por animales.

Un pastor encontró al niño con vida y se lo entregó a los reyes de Corinto, que no podían tener hijos. Estos le pusieron el nombre de Edipo, que significa pies hinchados, y lo criaron como si fuese su hijo natural.
Años después, ya adulto, Edipo consultó a mismo oráculo y escuchó la profecía de que mataría a su padre y se casaría con su madre. Con el susto en el cuerpo, decidió marcharse de Corinto y no volver.
Pero en su viaje, en una trifulca de esas por los caminos y sin querer, mata a Layo, sin saber que era su padre biológico. Muerto el rey, el trono de Tebas quedó vacante y el regente Creonte (cuñado de Layo) se lo ofreció, junto con la mano de Yocasta, al que acabase con la Esfinge, que estaba dando muchos dolores de cabeza en Tebas.

Y es que la Esfinge era un bicho bastante terrorífico que se interponía en el camino de los transeúntes, les proponía un acertijo y los mataba si no lo acertaban. El acertijo era el famoso "¿cuál es el animal que, provisto de voz, camina sobre cuatro patas, dos y tres?".
Edipo, cuando se encontró con la Esfinge, dijo que la respuesta era el ser humano: de niño gatea, de adulto camina sobre los dos pies y de anciano utiliza un bastón para moverse. Ante esto, la Esfinge no puede con la vida (ego herido) y se suicida, o bien la mató Edipo, según el rumor que se elija.
Y entonces, el drama: Edipo es proclamado rey de Tebas y se casa con su madre, Yocasta (sin saber que lo era)
Pero como todo se acaba sabiendo, un tiempo después, el adivino Tiresias explica a Edipo la verdad sobre su historia. Este, al descubrir que había asesinado a su padre, deja el trono de Tebas, se arranca los ojos y parte al destierro (Yocasta, para no ser menos, se suicida).

El encuentro entre Edipo y la Esfinge, donde ésta plantea a aquel el enigma, se ha representado desde la Antigüedad, como puede verse en ánforas griegas (Figura 3) o cuadros del siglo XIX. Como decíamos, Francis Bacon desarrolla su versión en 1983: Edipo y la Esfinge después de Ingres.
Tomando como referencia la obra de Jean-Auguste-Dominique Ingres (Figura 4) del Museo del Louvre, el mito y su propia biografía, Bacon crea una obra moderna, por y para su tiempo:

Sitúa a Edipo y a la Esfinge en una habitación moderna, en lugar de en una gruta, donde nuestro héroe, representado como un atleta o boxeador, enseña el pie derecho herido y vendado (recordemos que su padre le había perforado los tobillos) a la bestia.
¿Por qué expone y muestra sus heridas a la Esfinge? Posiblemente, para subrayar que no es culpable de su tragedia y que no es posible evitar el propio destino, condenado ya desde el propio nacimiento.
Pero en el cuadro de Bacon aparece una tercera figura entrando por la puerta abierta del fondo, cuyo significado podemos deducir a través de la observación de otra obra del pintor: el Tríptico inspirado en la Orestíada de Esquilo, obra de 1981:

La figura abstracta que aparece en Edipo y la Esfinge es igual que la que aparece en el panel izquierdo del tríptico de la Orestíada (Figura 6).
Cabe identificarla como una de las Furias o Erinias, que en la Orestíada, de Esquilo, aparecen como las diosas de la venganza.
Y, ¿en qué se inspira Bacon para representarla así? En fotografías de un pelícano en vuelo tomadas por Eadweard Muybridge:

El mismo fotógrafo realizó series de boxeadores, que pudieron inspirar la representación de la figura de Edipo en el cuadro de Bacon.
Las fotografías de secuencias de movimientos de Eadweard Muybridge, tanto de animales como de humanos, influyeron fuertemente en la forma en que Bacon expresó los movimientos del cuerpo, como puede verse en las obras mencionadas y en otras, como Paralytic Child Walking on All Fours (from Muybridge):

Volviendo a las Furias, su presencia, tanto en el cuadro de Edipo como en el tríptico de la Orestíada, señalan un interés especial de Bacon por los temas de la culpa y la expiación.
El artista creía en el destino trágico de la vida o, al menos, de su vida. Y esta idea de un destino marcado e inevitable no solo la plasmó en su cuadro de Edipo, sino que también declaró:“Todos aquellos a los que amé se mataron con el alcohol o se suicidaron. Yo no sé por qué atraigo a ese tipo de gente, y no hay nada que hacer”.

La violencia dentro de las relaciones que mantuvo son de sobra conocidas y se podría incluso pensar que fue él quien condujo a sus amantes al suicidio. Pero Bacon, más que aceptar su responsabilidad, parece que prefirió identificarse con Edipo, víctima de un destino fatal.
Mientras debatimos si debería o no ser cancelado, si te interesa conocer más sobre la obra de Bacon, recomiendo el libro de la editorial Taschen. Y, sobre mitología, dos que me encantan: Dioses y héroes de la antigua Grecia, de Robert Graves, y Esto no estaba en mi libro de mitología griega.
Interesantísimo Bego. ¿A qué te refieres con " mientras debatimos si debería o no ser cancelado"?