"Materialidad del volumen", "tensión que genera el espacio tridimensional”... Al visitar una exposición de arte abstracto, habrás sentido frustración al leer los carteles y folletos explicativos. Normal, han sido redactados para expertos y para disfrute de gente muy pedante.
Ese lenguaje florido e incomprensible lo usan personas entendidas, galeristas y artistas. Unas veces para dotar de valor a una obra que no lo tiene, otras para parecer muy culto ante los colegas. Y habrá también quien no sepa ya explicar las cosas de otra forma.
El primer premio en describir lo que hace es para el holandés Piet Mondrian: “Si observas con cuidado la evolución de mi obra, verás que progresivamente abandona la apariencia naturalista de las cosas y que enfatiza cada vez más la expresión plástica de las relaciones. (...) Para poder expresarse plásticamente de una manera determinada, estas relaciones solo pueden ser representadas a través del color y la línea”.
Por plástica se refiere a las artes plásticas, la pintura y la escultura. Sigue leyendo que verás que es fácil entenderle, si él se calla, claro.
Cuando la Primera Guerra Mundial estaba en pleno furor, Mondrian empieza a pensar en la creación de un arte nuevo, al que llamará neoplasticismo. Quería ayudar a la sociedad a comenzar de nuevo y que la unidad fuera la prioridad, y no el individualismo.
Su deseo era mostrar mediante sus obras "lo que todas las cosas tienen en común, en lugar de aquello que las separa”.
Llegó a la conclusión de que para alcanzar su objetivo tenía que reducir los elementos de su obra a lo mínimo imprescindible: color, forma, línea y espacio. Más aún, los colores se limitarían a los tres primarios (rojo, azul y amarillo), las formas serían geométricas y sólo dos: cuadrado y rectángulo; y sólo pintaría líneas rectas horizontales y verticales negras.
Sus cuadros no van a tener objetos reconocibles, pues cree que la obra artística no tenía que imitar la vida real: el arte ya formaba parte de la vida real, como el lenguaje o la música.
Con este kit tan reducido quiso dar sentido a la vida a través de la armonización de las fuerzas opuestas de la naturaleza.
Si observamos una de sus obras estrella, Composición C (n.º III), con rojo, amarillo y azul, vemos que sobre un fondo blanco pinta una cuadrícula con líneas de distinto grosor. Los distintos grosores transmiten el movimiento constante de la vida.
Cuanto más estrecha fuera la línea, más rápido la leería el ojo. Alterando la anchura, podría usar la línea como se usa el acelerador de un coche y lograría lo que quería en sus cuadros: equilibrio y movimiento.
Las líneas verticales y horizontales significan para él las tensiones que surgen entre los polos opuestos de la vida: negativo y positivo, cuerpo y alma, bueno y malo… Donde las líneas se cruzan, en la intersección, se establece la relación entre ambos polos.
Para él todo era equilibrio y tensión.
Su arte era un manifiesto político: él llamaba a la unidad, la libertad y la cooperación.
Mondrian piensa que la libertad no se alcanza mediante la igualdad, sino mediante la equivalencia mutua: que todos los elementos tengan la misma importancia. Por eso, en sus cuadros las formas y los colores tienen distintas dimensiones y posiciones, pero poseen el mismo valor.
¿Qué quiere decir que los elementos de un cuadro tienen el mismo valor? Que todos pesan lo mismo al mirarlos. Los elementos aparecen distribuidos de tal manera que el cuadro tiene equilibrio: ningún área pesa más que otra.
Para entender a Mondrian hay que entender un poco las reglas de la composición, que llevan siglos usándose en arte, diseño y decoración.
Pregunta a tu ojo y verás que en un cuadro o composición siempre nos parecen más pesados los elementos:
Grandes
Que están en la parte inferior
Que están a la derecha
Que están más aislados del resto
Que tienen un color vivo
Hay muchas más características que hacen que un elemento tenga más peso visual, pero estos cinco nos sirven para entender a Mondrian y, de paso, toda la historia del arte.
Volviendo a Composición C (n.º III), con rojo, amarillo y azul, vemos que pinta un gran cuadro rojo en la parte superior izquierda y lo equilibra con un cuadro azul más denso pero más pequeño en la parte inferior, a la derecha del centro. Luego añade un rectángulo amarillo fino en la esquina inferior izquierda, que sirve como contrapunto de ambos.
Los cuadrados que quedan en blanco pesarían menos al ojo que las partes de color, pero logran su equivalencia porque son más grandes en superficie que los cuadrados de color.
Ningún elemento domina: todo es recíproco. Ahora sí entendemos más al amigo Piet cuando dice que “El neoplasticismo significa igualdad porque (...) cada elemento, a pesar de las diferencias, puede tener el mismo valor que el resto”. Estaba definiendo un nuevo orden social.
Pero ojo, que Mondrian antes de estos cuadros pintaba paisajes naturalistas. ¿Qué le pasó? Que fue al estudio de Picasso en París. Le influyó la obra cubista de éste y de Braque y al cabo de dos años también él inventó un nuevo movimiento del arte moderno.
Vamos a ver la evolución de Mondrian:
En Atardecer, árbol rojo, más arriba, le influye la pintura paisajística holandesa del siglo XVII. Los colores rojos, azules y negros indican que se había fijado en la obra de su compatriota Vincent Van Gogh.
Aquí encima, en El árbol gris, vemos que la cosa cambia: ya coquetea con el arte abstracto y se ve la influencia del cubismo. Se han simplificado los detalles del árbol y prácticamente no hay profundidad espacial (ni perspectiva ni volúmen).
Mira aquí en Manzano en flor cómo va más allá en la abstracción. Si una no sabe que hay un árbol pintado, resulta difícil verlo. Se ha suprimido todo detalle y está en dos dimensiones:
En Cuadro n.º 2 / Composición n.º VII hay otro árbol, o eso dice él. Es lo más abstracto de la secuencia que estamos estudiando. Mucho más abstracto aún que el que pudieran hacer los cubistas. Mondrian rompe el árbol en pequeños planos fragmentados:
En la imagen más abajo, Composición 6, vemos a Mondrian a punto de completar su viaje a la abstracción plena. Lo que hay dibujado es una iglesia, y para verla hay que hacer un acto de fe. Si ves las “T” mayúsculas hechas con líneas negras puedes interpretar que son cruces cristianas:
Mondrian y su amigo Theo van Doesburg fundaron la revista De Stijl, que significa "el estilo”. Querían crear un estilo internacional que “trabajara para la formación de una unidad internacional entre vida, arte y cultura”. Y querían que se aplicase a todo, desde la arquitectura hasta el diseño en todas sus formas.
El diseñador de muebles y arquitecto Gerrit Rietveld, unos de los primeros miembros del movimiento De Stijl, hizo, entre otras, la Silla roja y azul y La casa Schröder en Utrecht.
En esta casa, hoy patrimonio de la UNESCO, la filosofía era conectar el interior y el exterior, que no estuviera dividida en compartimentos estancos, sino que los diferentes espacios se interrelacionaran entre sí.
La visión estética de Mondrian tuvo influencia en el mundo de la arquitectura y el diseño, siendo uno de los ejemplos más célebres el Vestido Mondrian, de Yves Saint Laurent. Supuso un boom de objetos decorados a la manera de Mondrian que continúa en nuestros días.
Esta popularidad demuestra el éxito de los principios artísticos del holandés. Suya fue una filosofía del menos es más, en la que fundaba un arte que pretendía ser indestructible, puro y virtuoso.
Si te quedas con ganas de más, te recomiendo este libro sobre la obra de Mondrian con muchas ilustraciones explicadas. Para saber más de arte moderno y contemporáneo sin tener que aguantar un rollo infumable, este libro es maravilloso.
¿Sabías que la exposición "Mondrian y De Stijl" que se puede visitar en el Museo Reina Sofía hasta el 1 de marzo de 2021 necesitó la garantía del Estado español por valor de 625.275.710,94 euros?