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«He inventado excusas para decir no a planes y así poder escribir» (Charla con León Garzón)

Leo, eres Ingeniero de Telecomunicaciones. ¿Algún Máster de nombre guay que añadir?


Sí, de un nombre espectacular: Máster de Telecomunicaciones. (Risas).


Más allá de los títulos, ¿quién es León Garzón?

Primero, León Garzón era mi abuelo. Era divulgador y escritor. Bromeaba siempre diciendo que yo podría aprovecharme un día de su nombre y posicionarme como escritor.

También creo que soy un milagro, como todos, pero pienso mucho en las probabilidades de que yo haya llegado al mundo y esté, por ejemplo, hablando ahora aquí contigo: mi madre es de Trinidad y Tobago, mi padre de España, yo nací en California...


Así que también me considero ciudadano de ninguna parte. Y escritor.


Caravaggio. 'San Jerónimo escribiendo'

¿Cómo supiste que querías ser escritor?


A los cuatro años mi abuela me regaló una edición de bolsillo de un poemario de Lorca y mi madre siempre me cuenta, porque yo no lo recuerdo, que me sentaba siempre y se lo leía. Desde el primer momento la lectura me resultó algo muy sencillo. Recuerdo que de pequeño también leía El hobbit una y otra vez.


Tal vez por eso empecé a escribir muy pronto. Escribo desde los 7 años, cuando creé una obra de teatro que representamos en el colegio.


No sé desde qué momento exacto, pero mi sueño siempre ha sido escribir una novela. Eso sí, la mayoría de las historias que he ido empezando a lo largo de los años han quedado inacabadas.



¿El título de escritor se lo puede uno dar a sí mismo o tiene que hacer algún mérito y que se lo den los demás?


Creo que debemos dárnoslo una vez que hemos tomado la decisión de que vamos a escribir, que eso es lo que hacemos: escribir, incluso los días que no apetezca.


A mí me ha empoderado definirme como escritor. Siempre hay una excusa para no ponerte a hacer eso que sientes que quieres hacer, pero decides hacerlo igualmente. Llamarme escritor me da fuerza para ponerme en acción.

Me ha costado mucho, pero desde hace dos años he conseguido considerarme como tal, y si me preguntan digo que trabajo como ingeniero, pero soy escritor.



Yo a veces siento que decir que soy pintora me hará parecer más egocéntrica de lo que ya soy. Pero no puedo evitar contar todo el tiempo que pinto y mostrar lo que hago. Creo que detrás está el anhelo de ser visto.


Absolutamente. Creo que el creador es un ególatra. A mí me han llegado a decir que estoy enamorado de mi novela, y he admitido que sí. Eso de decir “yo creo para mí..." nunca me ha convencido. Si te tomas el tiempo de crear es para compartirlo.


Angelica Kauffman. 'Pintura'

¿Es imposible desvincular la creación del ego y la propia valía?


No conozco a nadie que sea capaz de desvincularlos. Si es posible, a mí me queda mucho.


Puedes llegar a disociar lo que hiciste de ti mismo. A veces me ha pasado que, al releer mis propios textos, he pensando "quién ha escrito esto", como si yo solo hubiera sido un medio para redactar algo que me contaban. Pero al final siempre acabas conectando lo que hiciste o haces con lo que eres.


¿Y tú, conoces a alguien que sea capaz de no vincular lo que hace a su propio ego?



Tendría que creer en su palabra para decir que sí los conozco. (Risas).


Luego además se une a que quieres que tu obra sea reconocida, admirada, porque eso también implica que podrías llegar a vivir de ella. Pudiendo vivir de tu obra al final tienes más tiempo para crear.


Las personas con la vocación de escribir, pintar, crear en general... ¿Somos muy diferentes a las personas a las que no les mueve una pasión similar?


Creo que sí. Y tengo una teoría bastante mística sobre ello. No sé en qué manera creo en la reencarnación, tal vez en cierta capacidad energética... Para mí, las personas que tienen algo que contar, han pasado por algo en esta u otras vidas.


No creo que todas las personas con traumas creen, pero sí creo que quienes crean tienen traumas.


También, por algún motivo, sentimos un gran deseo de trascender, que lo que hacemos mueva a alguien, que sea superior a nosotros mismos.


Como anécdota, tengo una amiga que, tras leer mi novela, me escribió diciendo que al acabar, ella y su hermana habían comprado billetes de avión para ir a visitar a sus abuelos y que les contaran su historia, quisieron ir a pasar tiempo con ellos. Eso también es trascender.



Hace poco escuché una frase con la que me identifico: "No me importa no ser querida, lo único que no quiero es ser insignificante".


Brutal.



Creo que el miedo es uno de los principales motores del ser humano. ¿Cuáles son tus mayores miedos?


El principal es no transmitir con lo que escribo. Que no haga sentir nada. Que luego la persona que me lee saque otra lectura diferente a la que era mi intención no importa, pero quiero conmover.


Paul Gauguin. 'Mata Mua'

Estás a punto de publicar tu primera novela, La memoria de las cicatrices, ¿de qué trata?

Es una apología del pasado, una forma de mirar a lo que nos ha llevado al punto donde estamos. No verlo como una acumulación de traumas, sino como una forma de conocernos y de poder emplear ese conocimiento y ese bagaje para enfrentarnos al futuro de una mejor manera.



¿Cuál es el argumento?

Nuestro protagonista es un anciano que se encuentra en un geriátrico en el Caribe. Allí empieza a notar que ocurren cosas raras y a lo largo de la novela irá descubriendo qué es lo que ocurre. Eso le llevará también a revisitar momentos de su pasado.



¿De dónde surge la idea?


Cuando otra de mis historias comenzadas estaba volviendo a morir en el capítulo sexto, me apunté a un curso en Escuela de escritores. Tras acabar el curso, dos amigas que hice, Jara y Juncal, decidieron crear un grupo para obligarnos a escribir y hacernos crítica.


En ese momento yo estaba de visita en Trinidad y Tobago, de donde es parte de mi familia. Fuimos a recoger a mi abuela al geriátrico donde vivía al no poder traerla a España. Recuerdo que, hasta entonces, todo lo que percibía en el Caribe eran palmeras, olor torpical, frutas, música, pájaros... y al entrar en aquel lugar vi a los ancianos sentados en las esquinas de un lugar deprimente.


Eso me marcó. Empecé a preguntarme por qué nuestros mayores acaban en lugares así. Y quería escribir la historia de esos ancianos. Con Jara y Juncal, habíamos acordado que el relato sería de diez páginas, pero pronto me di cuenta de que lo que estaba escribiendo era una novela. Me puse entonces a planear la trama, y acabé con un libro de 700 páginas.



¿Es posible redimir las experiencias desagradables vividas a través de la creación artística?

100% sí, en mi experiencia. Sacar lo que llevas dentro, como las experiencias traumáticas, es liberador, ayuda a aceptar lo que pasó.


¿Y qué pápel juega el humor?


Creo que no es siempre necesario, ni lo necesita todo el mundo. Pero sí es fundamental para mí. Recuerdo en Harry Potter el encantamiento ridiculus que el profesor Lupin enseña a sus alumnos para enfrentarse a sus mayores miedos: pensar en algo gracioso de la situación para combatirlo. Creo que hay mucho poder en ello.


En todo lo que escribo hay comedia, aunque hable de cosas muy dramáticas. De hecho, uno de mis personajes habla de la necesidad de reirse de todo.


Francisco de Goya. 'Si sabrá más el discípulo'

El proceso creativo es muy complejo. ¿Cuál es para ti la parte más difícil?


Sacar tiempo del resto de actividades del día a día para poder escribir, porque siempre surge algo que te quita tiempo. Decirle que no a alguien a quien quieres y a quien te apetece ver porque quieres hacer lo que te apasiona es duro.


La gente comprende que tengas que trabajar hasta tarde, o que tengas que ir al supermercado, pero no todo el mundo entiende el compromiso con la propia pasión. Hay una tendencia general a pensar, cuando dices que quieres escribir, que das demasiada impotancia a "un hobby".

Cuando la gente se refiere a la pintura como mi hobby me molesta mucho...


Claro, porque no lo es. Un hobby es algo que haces cuando te apetece y ya está. Para mí escribir es algo que siempre estoy haciendo, siempre estoy pensando en ello. Te obsesionas. El último relato que escribí se me ocurrió volviendo a casa en bici, porque voy pensando en la escritura, no en qué voy a ver en Netflix.


Una confesión: he llegado a poner excusas a la gente para declinar el plan que me proponían para así poder escribir. Sobre todo cuando no era capaz de decir que soy escritor.



Confieso que yo también. La gente acepta que te retires pronto a casa porque tienes que trabajar, o hacer la colada, o jugar al padel, pero no porque quieras pintar.


Creo que esa falta de comprensión por parte de tu gente genera mucha presión, además de aumentar el sentimiento de soledad que se da siempre en el proceso creativo.


Edward Hopper. 'Habitación de hotel'

¿Qué formas hay de combatir esa soledad?


Compartir. El proceso creativo es solitario, pero a mí la sensación de soledad se me pasa cuando pienso que al acabar, lo compartiré con otras personas. Por eso es tan importante que la obra llegue a otros, que trascienda, que la gente que me importa la disfrute y conecten.



¿Crear implica sufrir?


Para mí, sí. Es como el trauma de nacer, que también es crear. El proceso de crear un ser vivo es doloroso. Y creo que el dolor lleva a crear cosas más interesantes. Las mejores comedias tienen drama detrás, un conflicto... La evolución de cualquier personaje surge de situaciones que he visto que han sido traumáticas para mí u otras personas, y revivir eso al escribir siempre es doloroso.



Y también surgen de vez en cuando crisis, bloqueos, desmotivación... ¿Cómo se sigue adelante?


Se sigue porque es lo que haces: un escritor escribe, una pintora pinta. Esos momentos flojos son un poco como cuando se sufre un desamor, piensas "no voy a volver a tener nada con nadie", y sin embargo vuelves.


Hay algo que te hace volver, es inevitable. Tal vez abandonas lo que habías empezado, pero empiezas algo nuevo.

A la hora de escribir esta novela a mí me ayudó pensar que la novela ya estaba escrita, que solo tenía que sentarme y teclear. A veces cuestionas tu propia valía como escritor, dices "esto no va a ningún lugar", pero si crees que de verdad eso ya existe y solo tienes que sentarte y dejar que fluya... Para mí ha sido una herramienta muy importante. También me ayudó mi madre repitiéndome que tengo alma de escritor.

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