top of page

¿Por qué los pintores de la Edad Media pintaban igual que tu sobrina de 9 años?

Empiezo mal hablando de pintura románica si no has tenido tiempo de tomarte un cafetito antes de leer. Pero estoy segura de que te has preguntado más de una vez, al ver ese Cristo pintado en la iglesia de tu pueblo, por qué pintaban así de mal en aquella época. Para que te sitúes, estamos hablando de los siglos XI y XII.

A mi prima de 11 años, cuando se pone a dibujar, le quedan personas más o menos igual: sin volumen, dibujadas con líneas negras y coloreadas por dentro “sin salirse”. Además, las figuras casi siempre están de frente, y no de perfil, para que sean más sencillas de dibujar. Todo muy plano y muy infantil. ¿Es que no sabían hacerlo mejor?


Saber sabían, es solo que no querían. Sigue leyendo y te cuento por qué.


Hacía siglos que se había descubierto cómo dibujar realista. Muchas de estas conquistas en pintura se habían logrado en la Antigua Grecia y en época romana. Como muestra, puedes ver frescos de Pompeya (siglo I a.C.) como el de la foto aquí debajo. Se sabía pintar de manera naturalista, es decir, representar la naturaleza de manera bastante fiel.


Pero la pintura románica no es naturalista. Y, como te decía, no es porque los pintores fueran torpes.


Piensa, además, que si no se hubiera sabido pintar realista durante la Edad Media no habría sido posible aprender de repente y que surgieran en el Renacimiento artistas como Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel. Estos dos genios no pintaban así porque les iluminara el Espíritu Santo (que un poco también), sino porque la técnica ya se conocía desde hacía siglos.


Pero entonces, ¿por qué durante más de mil años, desde los frescos de Pompeya hasta el Renacimiento no se pinta realista y naturalista?


Pues sí, te lo estás imaginando bien: la religión.


El Cristianismo se explande con fuerza por Europa desde el siglo III y deja a las personitas de Europa acojonadas con lo que podía venir después de la muerte: el juicio final, las llamas del infierno y todo ese rollo. Si a tí te dieran todo el día la matraca con la condena eterna también te preocuparías por la salvación de tu espíritu.

Ya no interesa cultivar los placeres del vino y de la carne, como hacían en la Antigua Roma, ahora ha cambiado la concepción de la vida y están obsesionados con el apocalipsis, el purgatorio, el demonio... Y por eso tampoco interesa dibujar fielmente la realidad: se preocupan por representar lo sagrado y no lo que tiene que ver con este mundo.


El artista ya no quiere pintar las cosas tal y como las vemos, se independiza de la naturaleza. No se propone crear una imagen convincente de lo natural o realizar una obra bella, sino comunicar el mensaje de la Biblia.


Llegan a los mismos resultados a los que se había llegado en el Egipto faraónico, donde también estaban muy preocupados por la vida después de muerte: representan las figuras de manera hierática, es decir, seria, solemne, tiesa.


Además, de originales olvídate, no compartían nuestra idea de que un artista debe ser original. Eran más de la opinión si algo funciona, para qué cambiarlo. ¿Resultado? Es imposible distinguir el trabajo de un maestro del de otro, porque las figuras parecen hechas con una plantilla.


Lo que quieren es representar figuras buenas o malas, crueles y soberbias o respetuosas con Dios. Y para eso es muy importante captar las emociones de las figuras, sus estados de ánimo. Digamos que es una pintura algo abstracta y muy simplificada porque la intención del pintor es que comprendamos con claridad el mensaje (sí, el mensaje de que arderás en el infierno).


Los trazos (líneas) son como los de mi prima: firmes, gruesos, negros, rellenos por dentro de colores planos donde no hay una gradación de tonos, como mucho se iluminan las mejillas con dos manchas rojas. Ahora bien, hay que reconocerles que lo que querían lograr lo lograban: la pintura, aunque parece primitiva, es intensa y profunda, acojona un poco.

Detrás de las figuras no pintan un fondo bonito con un paisaje ni nada, para evitar detalles irrelevantes y concentrar el interés en los temas fundamentales: Cristo, los cuatro evangelistas, Eva y la manzana...


Todo es rígido, abstracto, formalista y lógico. Se evitan preocuparse sobre proporciones, perspectiva, tonalidad, fondo, composición... Lo importante era el tema, muy diferente a nuestra concepción moderna del arte, donde, como te explico en este artículo, el tema es secundario.



Comments


bottom of page