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Los primeros frikis del manga y cómo cambiaron el arte europeo para siempre

Los actuales frikis del manga no fueron los primeros en quedar fascinados con ilustraciones provenientes de Japón. Los impresionistas estudiaron e imitaron los temas y técnicas del ukiyo-e o estampas japonesas producidas entre los siglos XVII y XIX.


Este arte japonés influyó total y para siempre en el arte europeo. Sigue leyendo, que es todo más interesante de lo que parece...


Habíamos hablado en otro post de que en el siglo XIV arranca en Europa una carrera por lograr el máximo realismo posible en los cuadros. Y esto va a durar 500 años, hasta el siglo XIX, cuando los impresionistas se rebelan contra las convenciones impuestas en pintura: estaban cansados de que fuera siempre todo el mismo rollo. Se hartaron de ver y hacer cuadros como los que podemos ver hoy en el Museo del Prado: clásicos, realistas, perfectos.


El impresionismo nace en Francia y allí los artistas estaban tratando de romper con las reglas que imponía la Academia cuando encontraron en el arte japonés una vía nueva. Buscaban nuevos temas y esquemas y el ukiyo-e o xilografía japonesa se los dió. Eran grabados realizados usando planchas de madera sobre las que se realiza el relieve y se estampan luego en una lámina.

Hokusai. La gran ola

Cuando en la misma época Japón se vió obligado a entrar en relaciones comerciales con occidente, esas estampas empezaron a llegar a Europa. Se las podía encontrar en el transporte de mercancías, ya que se usaban como envoltorio de productos nipones y en su país de origen no eran apreciadas por los coleccionistas. Artistas del círculo de Manet fueron los primeros en apreciar su belleza y coleccionarlas.


Hasta entonces el arte europeo había buscado generar la ilusión de tres dimensiones usando la perspectiva y el claroscuro, que consiste en dar volumen a las figuras haciendo que unas zonas tengan luz y otras queden en sombra.


Al contrario, los dibujos japoneses que empiezan a llegar son planos, sin ninguna sensación de profundidad y volumen, sin sombras, y con una delimitación del contorno con líneas negras.

Utamaro. Two Women

Los elementos del dibujo estaban distribuídos de manera asimétrica e irregular y a los impresionistas les interesó esa libertad de composición. La asimetría e irregularidad al disponer, por ejemplo, la mayor parte del tema central concentrada en un lado del cuadro, es un recurso típico del ukiyo-e para generar tensión dramática.

Hiroshige. Estación de Otsu

Además del aspecto formal también se introducen nuevos temas como la naturaleza o las escenas de la vida cotidiana; o elementos espirituales y recursos decorativos, como flores.


Manet apreciaba mucho a los maestros del ukiyo-e como Hiroshige (pronunciado en japonés algo así como Jirósigue), Utamaro (Utamaró) o Hokusai (Jóksai). Bajo la influencia de ese arte plano, Manet comienza a eliminar la perspectiva y la profundidad en sus cuadros, así como a delimitar el contorno de las figuras con una línea negra muy marcada. Todo esto se aprecia en su célebre cuadro Olympia:

Édouard Manet. Olympia

A Degas le gustaba especialmente Hiroshige. Si observamos más arriba en este post, la obra Estación de Otsu de este artista japonés representa la escena a vista de pájaro; además, una diagonal cruza la imagen desde la esquina inferior izquierda a la esquina superior derecha, lo que genera sensación de movimiento. Para añadir dinamismo, Hiroshige concentra la acción en primer plano.


Estos recuros (vista de pájaro, diagonal de izquierda a derecha y figuras en el primer plano) son típicos de los artistas del ukiyo-e, y Degas lo copiará, por ejemplo, en su obra La clase de danza:

Degas. La clase de danza

Tanto el cuadro de Hiroshige como en el de Degas hacen que el espectador se sienta extrañamente presente en la escena, incluso cómplice de esta.


La artista Mary Cassatt encontró en las xilografías de Japón inspiración para representar mujeres y escenas familiares. Usó colores planos indicando dimensionalidad a través de la línea, en lugar de con sombras y distintos tonos de color. Eso es evidente en su obra The Coiffure, que representa a una mujer cepillándose el pelo. Esta obra recuerda la de Utamaro de título Takashima Ohisa Using Two Mirrors to Observe Her Coiffure, creada 100 años antes, lo que no hace sino acentuar lo atemporal del género.

Utamaro. Takashima Ohisa
Mary Cassatt. The Coiffure

Si miramos las pinturas de Van Gogh vemos que carecen de luces y sombras, no hay colores difuminados y tampoco hay sensación de profundidad. En cambio, sus cuadros tienen simplicidad, naturaleza y colores intensos. ¿Quién no encuentra el parecido entre el remolino en el cielo de La noche estrellada y La gran ola de Hokusai?:

Van Gogh. La noche estrellada

El amigo Vincent admiraba el diseño, los colores y las líneas simples de los japoneses y empezó a copiarlos usando colores más brillantes para aumentar el contraste.


Pero la influencia del ukiyo-e fue más allá. Gustav Klimt, representante del Art Nouveau, también fue inspirado por las estampas, muy visible en sus dibujos planos, patrones decorativos y colores vivos. La pintura japónica más conocida de Gustav Klimt es el segundo retrato de Adele Bloch-Bauer:

Klimt. Segundo retrato de Adele Bloch-Bauer

Otro artista del Art Nouveau condicionado por el arte oriental fue Toulouse-Lautrec, que utilizó colores planos y llamativos, así como contornos oscuros muy marcados. Además, sus temas favoritos fueron los cabarets y burdeles de Montmartre, equivalente europeo a los barrios del placer de Edo (actual Tokio), tan representados en estampas eróticas de sus colegas japoneses.


Las láminas y carteles de Toulouse-Lautrec no pueden imaginarse sin la influencia japonesa. Encuentra en las figuras planas, sin volumen, la forma de transmitir el movimiento que buscaba. Además, utiliza la composición asimétrica y descentrada para enfatizar el dinamismo. Su obra Divan japonais es un ejemplo perfecto de su adoración por el arte japonés:

Toulouse-Lautrec. Divan japonais

El artista Félix Bracquemond encontró hojas del libro Hokusai Manga, ahora tan apreciado, en el taller de su impresor: habían sido usadas como material de embalaje en un pedido de porcelana.


Hokusai implantó el uso del vocablo manga en este libro suyo, una recopilación en 15 volúmenes de 4000 dibujos que realizó para enseñar a dibujar.


Si te interesa conseguir el Hokusai Manga te dejo aquí el enlace; está en inglés pero lo relevante son los 4000 dibujos con los que cuenta reunidos en tres volúmenes. Para profundizar en la obra de dos de los maestros del ukiyo-e, me encantan los libros ilustrados de Taschen de Hokusai (en inglés) e Hiroshige (en español).


Mi ejemplar del Hokusai Manga

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