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El primer pintor "celebrity" y la carrera por el realismo en Europa

Si prestaste atención en secundaria, recordarás que la Edad Media tiene dos grandes etapas artísticas: el románico (cuando hacen muchos monasterios e iglesias) y el gótico (cuando hacen muchas catedrales, como la de Notre Dame).


Del románico, siglo XII, te hablé en esta entrada y te contaba que todas las pinturas eran iguales y no muy realistas. Y esa misma forma de pintar se extiende por el gótico, siglos XIII y XIV, e incluía los retratos, que no se parecían en nada a la persona retratada.


Los retratos en la Edad Media eran un copy-paste de cualquier figura vista en otra ilustración, normalmente en libros. Para que no hubiera confusión, si se trataba de un rey, le dibujaban una corona en la cabeza; y si era un obispo, un báculo. Y escribían al lado el nombre de la persona retratada, por si quedaban dudas.

No es que los pintores medievales no fueran capaces de ponerse frente a una persona o un objeto y dibujarlos tal cual eran, simplemente nunca se les había pasado por la cabeza hacerlo.


Solo dibujaron del natural, con el objeto delante, cuando no quedaba más remedio: cuando no tenían ningún dibujo del que fijarse. Por ejemplo, un historiador inglés dibujó del natural un elefante que había enviado el rey de Francia a Enrique III en 1255. ¿Por qué? Porque era el primero que se veía en Inglaterra y claro, cómo vas a copiar lo que nunca antes se ha visto ni dibujado.


Así le quedó el elefante, ¿qué te parece?:


En la Edad Media los pintores y escultores eran considerados artesanos, no artistas. ¿Las razones? Para empezar, porque no solían trabajar en una obra de manera original y solitaria, sino que colaboraban muchos juntos en la decoración de iglesias, monasterios, libros... Además, las pinturas parecían todas hechas con la misma plantilla y no firmaban sus obras. Vamos, que hacían pinturas como otros hacían puertas.


Una diferencia fundamental entre la pintura del románico y del gótico es que en el gótico se pintaba principalmente en libros, en miniatura, y no en paredes. Y todo por la afición gótica a tener muchas ventanas, cuantas más, mejor, y todo lo grandes posibles. En el románico era fácil pintar en aquellas iglesias y monasterios tan oscuros y con muros tan grandes, pero ahora, en las catedrales góticas, no hay paredes, solo pilares y ventanas:

Por eso en el gótico los pintores se repliegan a los dibujos y miniaturas en libros. Y ahí estaban, entretenidos en sus minidibujos, cuando aparece en Italia Giotto (pronúnciamelo bien: "Yotto", como Yolanda).


Este tío, en el siglo XIV hace algo que llevaba mil años sin hacerse: redescubre el arte de crear la ilusión de profundidad. En otras palabras: pinta sobre una superficie plana figuras que parece que tienen volumen (ilusión de 3D), que son reales:

Al hacer esto, su fama se difunde por todas partes. La gente empieza a hablar de él y, podemos decir, se convirte en el primer artista celebrity. Antes existían maestros admirados, pero eran meros artesanos y nadie pensaba que fuera necesario recordar sus nombres en el futuro. Incluso los propios artistas no estaban interesados en adquirir fama. Por lo general, ni firmaban sus obras, por lo que ignoramos los nombres de los autores de la mayoría de obras.


En Europa, particularmente en Italia, el arte de Giotto cambia totalmente la idea de la pintura: se vuelve al realismo y al naturalismo, algo que no se había hecho durante más de mil años, desde los frescos de Pompeya en el Imperio romano.


Los artistas empiezan a observar la naturaleza para representarla de manera fiel: realizan estudios del natural. Empiezan a utilizar el cuaderno de apuntes y a acumular en él bocetos de montañas, plantas, animales... y los trasladan luego a sus pinturas. Mira, si no, esta pintura de Giotto:

El público empieza a juzgar las pinturas por la habilidad con que es reproducida en ellas la naturaleza. Y aquí es cuando empiezan a gustarnos más los cuadros realistas que los abstractos, gusto que conservamos hasta hoy, como te cuento en este artículo.


Pero los artistas no se contentan con pintar de forma realista flores y animales, quieren más: adquirir el suficiente conocimiento del cuerpo humano para poder plasmarlo en sus estatuas y en sus pinturas, como habían hecho los griegos muchos siglos antes. Con ello empieza en Europa una carrera por conseguir el máximo realismo, que culminará con los impresionistas 500 años más tarde.

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